El ego que construyes...
Siempre me acompaña el recuerdo de mi Bella, y algunas lecturas reviven momentos llenos de aprendizaje y mucha ternura.
Un día la observaba por la ventana que inútilmente defendía su espacio con ladridos enojados a unos gatos que nunca intimidó, ni se movieron
La barda es alta y ella era pequeña, estaba cachorra, apenas crecía unos centímetros al brincar y detenerse en la pared.
Los gatos se volteaban con miradas arrogantes, Salí sigilosa y azucé a mi niña peluda, mientras yo alcanzaba una naranja del árbol, escondí la mano con la naranja y cuando mi Bella les ladró de nuevo, yo les lancé la naranja sin intentar dañarlos.
Conservo la expresión en el alma de mi perrita, los gatos corrieron del susto y ella regresó a mí, sintiéndose perra adulta y agresiva, temida y respetada.
Los perros también tienen autoestima y ego, murió creyendo que los gatos la respetaron desde cachorra.
Y siempre repito, los varones me gustan feos pero inteligentes, de más está señalar que el amor da hermosura y los vuelve egocéntricos, porque la adulación seduce al sapo agresivo y fanfarrón.
Balaustre:
Aprendí con certeza que el ego perruno es el único que no se vuelve contra mí