La mata perros
¡Tenía que ser!
No se por qué no me extrañó que fuera una anciana de 75 años la mata perros de la Condesa en D.F.
http://www.eluniversal.com.mx/articulo/metropoli/df/2015/10/26/una-mujer-de-75-anos-es-la-presunta-asesina-de-perros#.Vi4i-QJ_cA8.twitter
Decía una amiga que yo no descansaría de amistar con ancianas hasta que no me robaran la juventud, y mi primo me decía cada vez que podía, que jamás entendería por qué buscaba lo que todavía no había perdido, ya que siempre le expliqué que el afecto y la bondad para una persona mayor, era mi ahorro afectivo en el universo para mi propia vejez.
Con la seguridad de conocer el camino hablo de ello, nada hay tan desagradecido y pusilámine como una vejez amargada y sola, no solo mata perros, mata el respeto y la admiración sincera, emocionalmente podridas contaminan el desinterés y hacen cínico el interés, dan por hecho el afecto, manipulan los temas y exigen una preferencia que además de no cautivar la confunden al azuzar con ella, la mala educación que según las canas les otorga por derecho los vuelve petulantes y abusivos, groseros, patanes, disculpandose en la desmemoria y el chantaje de la preocupación que origina el amor de: Abuela (o), madre, padre o tía (o).
Agunas cosas no se olvidan principalmente porque las recuerdas cuando tanta coincidencia extingue cualquier disculpa; cuando brinqué a un perro que dormía a un lado de la puerta principal de la casa de mi tía y recordé que años antes habían muerto todos los perros de los vecinos que salían a la calle, y dejaban testimonio de su presencia en los rosales.
Nadie dudó de ella, y seguramente jamás lo haran, si enredo la confidencia con un éxito que espero no lograr, me platicó que compartió el veneno con su prima que vive en la manzana siguiente de la otra avenida para que alejara con la muerte la caca del perro, que les recuerda la inmundicia que ellas no pueden evitar sacar de sus vidas, aunque intente cobijarse subiendo y bajando en el altar del templo y vendiendo redentores una y la otra nunca buscó redención alguna lo que la volvió más hipócrita y desalmada, mordiendo y triturando la mano extendida del cariño y la bondad.
Cuando escuché el timbre y abrí la puerta era la dueña del perro que según yo dormía, para compartirnos su pena, tenía espuma en el hocico y había sido envenenado, pasé la peor vergüenza de mi vida, y todavía no supero la frustración por no confesarle que la asesina de su mascota estaba sentada en el comedor tomando café.
Era una tía que el amor le daba asco, yo no la recuerdo de joven, llegué huyendo de las intransigencias de mi mamá para refugiarme en sus historias cuando las de mis casa me cansaban, así fui conociendo y adentrándome en sus pérdidas.
La hija mayor se fue de monja, vivió en Idia y no supo de ella hasta que le comunicaron que había muerto. La segunda se suicidó y la tercera murió en un accidente automovilistico.
La frustración de los ancianos que a menudo se convierte en crueldad y amargura, provoca más soledad, lo atribuyo a gestionar sin inteligencia emocional el fracaso, la pérdida y el dolor, y su mala inversion de los afectos, emocionalmente se entregan y apegan a hijos y nietos sin acordarse que se van porque tienen una vida en la que lo caduco no encaja y a veces hasta estorba y, aunque no se diga con las palabras puntuales, resultan obvias en el descuido y en el desamparo que viven la mayoría de los ancianos.
Somos responsables de organizar y cuidar la vida de los años que nos quedan, llenarlos `de algo´ antes de llegar a la decrepitud, ocuparnos de las personas que están a nuestro lado por decisión y disfrute, para planear la vejez con compañía adecuada que entienda el pasado y acompañe el futuro para comprender sin brecha abismal las sensaciones de cada etapa.
Ya no convivo con viejos excepto la cuota mínima que por ley de vida me toca, todos tenemos esa obligación, y estoy aprendiendo a vivirla sin apego, y, aveces me he quedado con las ganas de cuestionarle el futuro a alguna persona que me confía que por el amor a sus hijos y nietos sacrifica y desprecia su felicidad permitiendo que le secuestren su libertad y su derecho a sentir y planear una vejez digna, el silencio siempre me recuerda no involucrarme, una persona quejumbrosa es una alerta, porque casi nunca soluciona, y es casi seguro que será un anciano manipulador.
Hace tiempo planeo mi vejez, contra los dos pies izquierdos que me cargan ya aprendí a bailar zumba, y aunque tengo manos inútiles y perezosas aprenderé a bailar tubo, y valoro la gracia de mis manos que ya tocan guitarra y al no tener fuerza tienen mucha maña para descorchar el vino y si consigo llegar a la vejez, si no soy agradable por lo menos seré divertida, una viejita con actitud y propósito, como los buenos personajes de las grandes historias.
Precisamente hoy en la mañana leía que Hitler, Mussolini y Stalin fuerin artistas fracasados artistas que abandonaron sus oficios y emplearon sus talentos para crear mundos de terror. En sus juventudes, Hitler era pintor; Mussolini, novelista y Stalin, poeta.
http://www.yorokobu.es/artistas-dictadores/
Todos merecemos envejecer con compañía, queridos, apachados y adulados, inspirar ternura y no miedo aunque se nos vaya la vida en ello hay que aprender a apreciar y cuidar el amor cuando lo conquistamos, para no tener carencias que nos hagan envidiar y asesinar a los perros afortunados que tienen dueños y que día a día cautivan y propician el cuidado y atención que reciben.
Debemos tener muchas ilusiones, tantas que podamos perder una cada día, la única manera que yo conozco para gestionar correctamente las pérdidas, las frustraciones y los sueños no conquistados.
Balaustre:
Consejos de un valioso amigo @sergiozaragoza:
Sigue ensayando con los corchos, pero cambia de mano para la botella, eso simula tubo (tip 1).
Y, si el tubo no se te da, aprende entonces con crochet o tejido de punto (tip 2)