Cargo un te amo...
que escribiste con besos
en mi espalda,
y yo…
frente a una ventana lluviosa,
contemplando el reflejo guardado.
A veces se escribe la historia y…
luego se lee el amor.
A las personas inteligentes se les convence a las menos afortunadas se les persuade, porque las palabras bien acomodadas expresan mejor las ideas.