El café que no se enfría
El café de ayer que no se enfrió y mis recuerdos por las nubes.
Amanecemos con el mismo tema, todos los días, principalmente quienes se sienten ancianos, a lo primero que cedieron dejándose despojar del amor propio y la imagen dígna, entregaron el derecho a amar, para perpetuarse en una descendencia casi siempre ingrata, como si el chanteje, la manipulacion como la decadencia fuera el herraje del afecto y la obligación.
¡Pareces garbich!
¡Pareces garbich!