Un portaretrato es un pensamiento
Un día escuché __ Me quiero ir contigo__ me volví incrédula y sorprendida, mas para confirmar que no era para mi la sentencia que movida por la curiosidad.
Perpleja descubrí que me hablaba un portaretrato de madera color caoba, maltratado como la corteza de un árbol que carga al tiempo, con ayeres olvidados y amaneceres deslavados, extraño y diferente; no porque hablara __todos llegan a hablar alguna vez__
Lo adquirí antiguo y en oferta, conmigo se volvió reliquia esperando ser habitado por quien diera vida a su majestuosidad, fantasía y proeza. Que sin hacer ruido se instalara en el 'parasiempre' que no existe; pero acudimos para alabarlo, otras tantas para justificar ausencias, errores y muertos.
Hoy ¡volvió a hablarme!
Me volví como aquella vez, ahora con certeza qué solamente podía hablarme a mi, y descubrí una sonrisa.
Ahora comprendo que las imágenes se revelan en el alma.
Cada vez que paso junto a el me ilumina, las noches y las mañanas se revisten de algarabía, como uno que otro atardecer me guiña un ojo.
Un portaretrato puede parecer vacío pero nunca mudo, no debe ser estático para contener el pasado, por el contrario, su nitidez es para volar a donde esté el detalle que acaricia, y el susurro de ruido sordo que construye.
P.D La espera adorna el polvo y reluce la antiguedad