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YOLANDA VALENZUELA
@yovarosáb 31 dic 2011
Año nuevo y vida nueva, otra mentira a la que nos hemos habituado. Todos los años son iguales y la vida continúa.
Buena o mala nosotros la decidimos, desde la visión y congruencia de nuestras reflexiones y correcciones para cada error, para cada pérdida, para cada fracaso.
Todo el mundo habla del baúl de los recuerdos ¿Porque no inventar un baúl lleno de decisiones?
Se cambia el número de año y con ello renovamos esperanzas, decisiones, deseos y dicen que hasta los astros se alinean pero ¿de qué sirve todo esto?
Culpar el contexto de: Soledad, vicios, drogas, violencia, gobierno, instituciones, economía, candidatos, elecciones y toda podredumbre flotando en cada ambiente; es la construcción y desarrollo de la no participación en la comodidad de la excusa.
Regodearnos en la queja de errores ajenos solo ratifica un año menos, perdidos continuamente en la crítica del mundo perfecto que no tenemos, haciendo despilfarro de ironías, amarguras y descalificaciones sin propuestas y menos soluciones.
La positividad nos dura doce minutos y no entiendo la algarabía de: ¿Un año más? Yo diría un año menos que limita aciertos y anula la posibilidad, si el hoy no lo convertimos en decisión y actitud de cambio.
Somos responsables de darle sentido a la vida. Es suficiente hazaña construir nuestro entorno inmediato con valentía, que permita caminar por la vida con inteligencia emocional, proyectar un año es mucho, pero desde la actitud del: hoy viviré el día que me gustaría, podemos aspirar a vivir los años en lugar de esperarlos.
P.D. La plenitud se invita a sí misma. MacBeth