Te quiero papá
y en la oscuridad de una noche lluviosa se perdieron tus pensamientos.
No es así, tus pensamientos los encontré en el fondo de una taza de café, no estás muerto, comenzaste a vivir en mi corazón.
No te fuiste, llegaste.
Van a pasar todos los años, pero yo te seguiré encontrando vivo en cada taza de café, el café que nos reencuentra.
Quiero un milagro para levantar los pedazos de tu muerte con la soberbia del te quiero sin decir.
Balaustre:
No hay venganza justa