¡Pues eso!
La lectura es el ladrón de mis horas.
Ese amante de lo ajeno que en su morral con cordel dorado asfixia el tiempo que por casi todo se hace tarde.
Hoy me sobró tiempo.
Encontré en el amanecer la calma de las letras idas, los textos impersonales que hablan del mundo pero no de mí, es uno de esos días de lecturas perdidas, salvo que encuentre la excepción.
Entreteniendo al tiempo.
Para encontrar el apuro reviví en la sorpresa de una excepción.
Después de que:
Para casi todo es muy tarde;
Hoy se me hizo temprano.
Balaustre:
¡Leí hasta las historia escritas en los mantelitos!
¡Leí hasta las historia escritas en los mantelitos!