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@yovaro2011-10-20
En el collage noticioso de hoy, los absurdos y prioridades se entrelazan, es difícil ubicarse en la realidad momentáneamente, ¿son las noticias de mañana o las de ayer?
Días que se viven en la dimensión desconocida por la impotencia y desesperanza de no poder cambiar cada uno de todos los temas que agobian al ciudadano: Inundaciones, enfrentamientos, protestas, abusos, democracia olvidada, terrorismo, el día fucsia, temas electorales y ante el hartazgo, el existencialismo acude al rescate y: ¿todo eso que tiene que ver conmigo?
Hay ocasiones que la actitud de armonizar tu espacio vital es suficiente contribución. Siempre hay un buen texto que te puede permitir recobrarte o ayudar para aceptar y comprender que los absurdos definen la prioridad.
Un judío en la nevera es la historia de una persona que trabajaba en la planta empacadora de carne en Noruega. Un día terminando su horario de trabajo, fue a uno de los refrigeradores para inspeccionarla; se cerró la puerta con el seguro y se quedó atrapado dentro del refrigerador.
Golpeó fuertemente la puerta y empezó a gritar una y otra vez, pero nadie lo escuchaba. La mayoría de los trabajadores se habían ido a sus casas, era casi imposible escucharlo por el grosor que tenía la puerta.
Llevaba cuatro horas en el refrigerador y se sentía ya al borde de la muerte, sin esperanzas de salvación.
De repente y para su inmensa alegría, se abrió la puerta. El guardia de seguridad entró y lo rescató.
Después de esto, le preguntaron al guardia a qué se debía el que se le hubiese ocurrido abrir ésa puerta sino era parte de su rutina de trabajo.
El guardia de seguridad explicó: llevo trabajando en ésta empresa casi 25 años; cientos de trabajadores entran a la planta cada día, pero él es el único que me saluda en la mañana y se despide de mí en las tardes. El resto de los trabajadores me tratan como si yo fuera invisible.
Hoy, como cada día, me dijo " hola " a la entrada, pero nunca escuché el "hasta mañana”. Yo espero por ese hola, buenos días, y ése adiós o hasta mañana de cada jornada.
Sabiendo que todavía no se había despedido de mí, pensé que debía estar en algún lugar del edificio y que algo debió pasarle, por lo que lo busqué y por fortuna lo encontré.
El valor del saludo, por el reconocimiento del otro como persona. (Un Judío en la nevera. Circulación virtual)
P.D. “La decepción de los sentidos es la verdad de la percepción” Evangelista Purkinje