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MOMENTOS DE MAGIA Y FANTASIA; BIOGRAFIA E HISTORIA

EDITORIALES


Anudar el hallazgo


La historia del día en la palabra de hoy:


La palabra de ayer, la perdida, la del miedo, la excusa
La del mañana, con incógnita, magia e incertidumbre
Y una sola palabra con intensidad, anudar y vivir el hoy.


Siempre ahora.








(Iniciamos 366 historias)
08 de enero 2015

domingo, 27 de marzo de 2016

Mis entrelíneas de Así empieza lo malo



Mis entrelíneas de  Así empieza lo malo
Yolanda Valenzuela





“A ver si va a quedar como verdad lo que no puede ser más que patraña, qué siempre, el rumor es lo que dura”.




En la vida como en los libros; la primera línea o al inicio de una cita las indecisiones definen.  Aunque jamás te canses de escucharme y nunca me dejes de querer,  no implica continuar  o que no difieras. “Las sensaciones son inestables, se transforman en el recuerdo, varían, bailan” y también, se pierden en la ambigüedad.



La mayoría de los libros como la historia privada de las personas es raro que lleguen a atrapar, y en gran medida dependerá de, aprender a motivar para que la entrelínea conquiste o la primera cuartilla despierte y seduzca. Los misterios son para resolverse, dicen. 



Llamar a la puerta con un nudillo; el del dedo del corazón; que al autor le parece tímido y después de imaginarlo a mi me parece intenso y pretencioso   __ en caso que verdaderamente desees que te atiendan__   porqué yo, qué nunca aprendí a tocar fuerte dependo de: Un ujier con buen oído y suficiente cercanía o el móvil para que de cuenta de mi. 


Se me antoja todo de ti o me gustas para todo; es una emoción y una decisión donde  las mentiras bien contadas enamoran para  toda la vida. “La luna fría que dormita y observa con solo un párpado entreabierto, conoce las historias, antes de que acontezcan”. 


Cada quién maneja su propio tiempo y llega lo más rápido que puede. “Lo normal es que casi nadie coincida, porque el seducido se cansa o despierta”.


“Un ‘Sí’ es útil a veces. Casi nunca lo es un ’No’ cuando se trata de salvar la piel ¿Cuáles son los rencores que nunca caducan?” __ En todo caso ¡qué memoria! 


El amor no duele pero lo destroza la expectativa cuando no se colma, y ante la incertidumbre o curiosidad todo el mundo sabemos que corazón sospechoso no tiene reposo y  sí hace falta más, no esperes nada y siempre serás libre. “El suelo es lugar más estable, firme y modesto que existe, con mejor perspectiva del cielo o del techo y donde mejor se piensa”. __ Por si ocupan.



El juego que mata la admiración y el amor se llama ‘dudar’ y comienza cuando recurres a  la manipulación y  al chantaje  porque el pánico te deja expuesto como vulnerable, dando paso al malentendido,  la mayor distancia.  Así empieza lo malo de  Javier Marías con una palabra valida las 534 páginas del libro donde con sencillez y sin escatimar un solo detalle acerca la reflexión y cuestionando llegas a la certeza de que, para perdurar hay que mantenerse  “con la creencia y el error intactos”. 



Las disquisiciones y confrontaciones nunca ayudan a descifrar si el silencio te extraña o te olvida, porque la decisión y la continuidad es el compromiso que da sentido y recuerda una promesa, perdurable en el lado izquierdo, el lado donde late el corazón, el lado de la memoria si no  creen en los pactos con brillantes, que siempre son un recordatorio y una fortaleza, cuando la tentación llega, y, siempre llega.  



“Las palabras, pueden disfrazar la verdad, pero una mirada, no puede encubrir su certeza”.  Aprender a comunicarse con pertinencia y precisión es cautivar.





Balaustre:
“Creer nunca es de fiar” porque la fe es un acto desesperado



lunes, 21 de marzo de 2016

Mis entrelíneas de la emoción de las cosas (publicada)









Mis entrelíneas de La emoción de las cosas


Mis entrelíneas de La emoción de las cosas

@yovarolun 21 mar 2016 19:41
  
 
La emoción de las cosas
La emoción de las cosas 
Foto propiedad de: Internet
“En la vida puedes hacer de todo, menos explicarlo”. Quiméricos condones es una de las tantas reflexiones del libro La emoción de las cosas de Ángeles Mastretta, donde su duda me recordó que todos  somos hijos, pero, yo no puedo permitirme caer del tiempo, ni quiero olvidar el mundo ¿a quién cuestionaría?

Hace unos meses mi mamá me preguntó:¿Qué se siente tener un orgasmo? 
Quería mentirle y describirle alguna sensación que ella hubiera experimentado; me quedé callada, una forma de mentir reservada para el caos con sentimiento, esa deuda impagable que genera ser hijo, y que reniego de pagar cuando el costal pesa, y siempre cuesta; me sacudió la humedad del ojo cuando descubrí una vez más, que dio su  alma entera para formar la mía y yo no puedo regalarle tiempo ni robarle años, que tendrían que ser muchos, para, si no puedo acercarle una pareja por lo menos venderle la idea de la masturbación, que le invite a la duda y  guíe su curiosidad para aventurarse a la experiencia.  Es la daga más filosa que he conocido pero no la usé: para qué te explico si no lo vas a vivir. 

Una amiga que sí emprendió esa odisea para encontrarse el “punto G”,  desafiando la disciplina de unas monjas estrictas,  y nada tiene que ver la rebeldía cuando vas por el conocimiento, la duda, la curiosidad de tu propio cuerpo aunque sea en la oscuridad de la habitación compartida en el internado donde realizó la secundaria, exploración que suspendió abruptamente cuando recordó los pendones que la perseguían por toda la escuela: “Dios te mira”. 

Dice Oscar Wilde que: Nada se parece tanto al atrevimiento como la ingenuidad. Y yo le creo, porque los años, las vivencias y las anécdotas; tanto las propias como las ajenas nos vuelven a la bifurcación o esquina donde la vida olvida la edad y la memoria cuestiona dos veces (atrevimiento y aceptación);  la ternurita olvidada, las pequeñas vergüenzas que humillan hasta que llegamos a la edad del cinismo; ese tiempo para admitir sin culpa y sí con mucho desdén la equivocación, la ignorancia y el error para intercambiarlos en tertulias donde la risa y la coincidencia socorren, todos mantenemos pequeñas omisiones que pellizcan el orgullo por no soltarlas.    

Tener ochenta o tener cuarenta años con dudas sin resolver es otra manera de mantenerte en el mundo, es otra oportunidad, la expectativa está en la actitud y la curiosidad que, a lo mejor no rejuvenece pero irradia jovialidad. 

“Solo el que ha muerto es nuestro o solo es nuestro lo que hemos perdido”. ¿Voy para todas partes o para ningún lado?  ¿Será pregunta, decisión o desilusión? 
La muerte primero se manifiesta en quienes recuerdas poco, aunque no mueran. Es ventajosa y trepadora, toma ventaja en la confianza del descuido, envuelve los afectos cercanos que la costumbre estampa en la decoración, volviéndolos parte del escenario que dibuja la rutina, donde transitamos sin observar,  la obligación hastía y la indiferencia roba la certeza de la vida que nos pertenece pero no defendemos, solo una emoción es capaz de sorprender y dictar un “te quiero hasta el fondo de la vida”.

Es la emoción de cada paso con la mirada de frente, altiva,  y si no hay más, como a veces sucede,  también cuenta que sea de ladito, de esas miradas robadas o regaladas, que definen según el caso, el momento, la picardía o precisamente la emoción que siempre motiva y también disculpa el tropezón, porque despierta el detalle dormido. 

Cuando se vive en los detalles se vuelve necesario tener razón para argumentarlo y aceptar que las minucias se divisan, yo que siempre creí encontrarlas y así,  descubro lo importante de volverme de frente y esperar, para que el detalle y la sorpresa conquiste.

“Los viejos no deberían morirse, deberían esperarnos” y no estoy de acuerdo con doña Ángeles, a los muertos a veces se les recuerda y otras tantas __la mayoría de los casos__  se descansa de ellos y se les olvida pronto. Bastaría cuestionar a algunos viudos ¡porque yo no entiendo! 

Cumplir años da frío, y observo que, cuando se les acaba la inquietud,  el sueño, el sexo, quizá la tolerancia o ya no se huelen, separan los cuerpos a habitaciones distantes. ¡Cuándo más frío hace! 

Hay un rumor que yo siempre he comprobado en la expresión de cada viuda, que, en el momento del deceso haya al menos cohabitado dónde el difunto, “toda esposa, por mala que haya sido, merece al menos diez años de viudez”. ¡Rejuvenecen! (no estoy segura que aplique a la inversa) ¿Para qué la eternidad? 

Tomada de la mano por las emociones, también llego a mis afectos que fueron ilusión e iluminan el olvido, el insomnio no tiene tiempo, aparece para recordar y señalar; evocar y perfilar “y para el invierno que siempre llega construiré una chimenea”.  “¿A dónde van los pájaros cuando graniza?”. 



Balaustre:
¿Cómo vivir sin teoría? ¿Cómo vivir sin una entrelínea? Una emoción es una conquista, un pacto  y una promesa renovada.

Mis entrelíneas de La emoción de las cosas



Mis entrelíneas de La emoción de las cosas
Yolanda Valenzuela
@yovaro





“En la vida puedes hacer de todo, menos explicarlo” Quiméricos condones es una de las tantas reflexiones del libro La emoción de las cosas de Ángeles Mastretta donde su duda me recordó que, todos  somos hijos, pero, yo no puedo permitirme caer del tiempo, ni quiero  olvidar el mundo ¿a quién cuestionaría?


Hace unos meses mi mamá me preguntó: 
 __ ¿Qué se siente tener un orgasmo?
Y yo, quiero saber ¿Cuales son los cosquilludos? 



Quería mentirle y describirle alguna sensación que ella hubiera experimentado; me quedé callada, una forma de mentir reservada para el caos con sentimiento, esa deuda impagable que genera ser hijo, y que reniego de pagar cuando el costal pesa, y siempre cuesta; me sacudió la humedad del ojo cuando descubrí una vez más, que dio su  alma entera para formar la mía y yo no puedo regalarle tiempo ni robarle años, que tendrían que ser muchos, para, si no puedo acercarle una pareja por lo menos venderle la idea de la masturbación, que le invite a la duda y  guíe su curiosidad para aventurarse a la experiencia.  Es la daga mas filosa que he conocido pero no la usé: para que te explico si no lo vas a vivir. 


Una amiga que sí emprendió esa odisea para encontrarse el “punto G”,  desafiando la disciplina de unas monjas estrictas,  y nada tiene que ver la rebeldía cuando vas por el conocimiento, la duda, la curiosidad de tu propio cuerpo aunque sea en la oscuridad de la habitación compartida en el internado donde realizó la secundaria, exploración que suspendió abruptamente cuando recordó los pendones que la perseguían por toda la escuela:  “Dios te mira”. 


Dice Oscar Wilde que: Nada se parece tanto al atrevimiento como la ingenuidad. Y yo le creo, porque los años, las vivencias y las anécdotas; tanto las propias como las ajenas nos vuelven a la bifurcación o esquina donde la vida olvida la edad y la memoria cuestiona dos veces (atrevimiento y aceptación);  la ternurita olvidada, las pequeñas vergüenzas que humillan hasta que llegamos a la edad del cinismo; ese tiempo para admitir sin culpa y sí con mucho desdén la equivocación, la ignorancia y el error para intercambiarlos en tertulias donde la risa y la coincidencia socorren, todos mantenemos pequeñas omisiones que pellizcan el orgullo por no soltarlas.    


Tener ochenta o tener cuarenta años con dudas sin resolver es otra manera de mantenerte en el mundo, es otra oportunidad, la expectativa está en la actitud y la curiosidad que, a lo mejor no rejuvenece pero irradia jovialidad. 


“Solo el que ha muerto es nuestro o solo es nuestro lo que hemos perdido”. ¿Voy para todas partes o para ningún lado?  ¿Será pregunta, decisión o desilusión? 
La muerte primero se manifiesta en quienes recuerdas poco, aunque no mueran. Es ventajosa y trepadora, toma ventaja en la confianza del descuido, envuelve los afectos cercanos que la costumbre estampa en la decoración, volviéndolos parte del escenario que dibuja la rutina, donde transitamos sin observar,  la obligación hastía y la indiferencia roba la certeza de la vida que nos pertenece pero no defendemos, solo una emoción es capaz de sorprender y dictar un “te quiero hasta el fondo de la vida”.


Es la emoción de cada paso con la mirada de frente, altiva,  y si no hay más, como a veces sucede,  también cuenta que sea de ladito, de esas miradas robadas o regaladas, que definen según el caso, el momento, la picardía o precisamente la emoción que siempre motiva y también disculpa el tropezón, porque despierta el detalle dormido. 


Cuando se vive en los detalles se vuelve necesario tener razón para argumentarlo y aceptar que las minucias se divisan, yo que siempre creí encontrarlas y así,  descubro lo importante de volverme de frente y esperar, para que el detalle y la sorpresa conquiste.


“Los viejos no deberían morirse, deberían esperarnos” y no estoy de acuerdo con doña Ángeles, a los muertos a veces se les recuerda y otras tantas __la mayoría de los casos__  se descansa de ellos y se les olvida pronto. Bastaría cuestionar a algunos viudos ¡porque yo no entiendo! 


Cumplir años da frío, y observo que, cuando se les acaba la inquietud,  el sueño, el sexo, quizá la tolerancia o ya no se huelen, separan los cuerpos a habitaciones distantes. ¡Cuándo más frío hace! 


Hay un rumor que yo siempre he comprobado en la expresión de cada viuda, que, en el momento del deceso haya al menos cohabitado dónde el difunto,    “toda esposa, por mala que haya sido, merece al menos diez años de viudez”. ¡Rejuvenecen! (no estoy segura que aplique a la inversa) ¿Para qué la eternidad? 


Tomada de la mano por las emociones, también llego a mis afectos que fueron ilusión e iluminan el olvido, el insomnio no tiene tiempo, aparece para recordar y señalar; evocar y perfilar “y para el invierno que siempre llega construiré una chimenea”.  “¿Adónde van los pájaros cuando graniza?” 






Balaustre:


¿Cómo vivir sin teoría? ¿Cómo vivir sin una entrelínea? Una emoción es una conquista, un pacto  y una promesa renovada.

lunes, 14 de marzo de 2016

Mis entrelíneas de La estúpida idea de no volver a verte




Mis entrelineas de La ridícula idea de no volver a verte

@yovarodom 13 mar 2016 19:26


http://linkis.com/www.sdpnoticias.com/5hxen




“Como no he tenido hijos, lo más importante que me ha sucedido en la vida son mis muertos porque solo en los nacimientos y en las muertes se sale uno del tiempo”.


Te joden bien, tu padre y tu madre.
Quizá no sea su intención, pero lo hacen.
Te han colmado con los fallos que ellos tenían
Y han añadido algo extra, solo para ti.

La miseria se transmite  de persona en persona.
Se va haciendo tan honda como una fosa marina.
Sal de aquí tan pronto como puedas,
Y no tengas hijos.
(Philip Larkin) 
  

El amor más grande que he sepultado es mi Bella, una perra que fue mi niña peluda de cuatro patas y me regaló catorce años de compañía, miradas de ternura, suspiros demandantes, y que me obligó a abrir mis espacios para compartirlos, todo lo mío lo sabía y sentía de ella,  el egoísmo  no perturba cuando el amor es sincero y recíproco, comprobé que tengo alma cuando la sentí desmoronarse y hasta creí ver caer los pedazos cuando llegó el momento de regalarle una muerte digna, ningún día era el adecuado  para nuestro último abrazo y sentir su nariz helada;  no necesito que cada libro que leo  valide un recuerdo, una idea y una sensación  pero cuando sucede, en una línea  o una intención el libro se vuelve recordatorio, plumero que esparce el tiempo que  no diluye las pérdidas pero anestesia la pena. “¿En las narices de quién?”


Tenemos que hablar de lo que la muerte deja para continuar, agotar el tema, si podemos, porque lo “primero que arranca el dolor es la palabra”  y aunque nadie transita igual  por el proceso, es bueno leer  La estúpida idea de no volver a verte de Rosa Montero quien nos comparte su  experiencia de vida frente a la muerte, y no sé, si nos enseñe pero podemos aprender a encontrar nuestra propia manera.
“La característica esencial de lo que llamamos locura es la soledad” esa soledad que a mí no me causa pena, pero sí conozco la necesidad de enajenarme en las contradicciones que me obligan a confrontar la expectativa,  el encierro  es un refugio y el silencio una caricia.  
“¿Y qué demonios es siempre? Es un concepto inhumano, sin posibilidad”. Siempre faltan besos cuando la muerte no es propia. Cuando la muerte no es en primera persona, la incongruencia  hace la vida, que siempre continúa. 
“Beso lo que queda de ti a pesar de todo. 
(Marie Curie)


La vida no basta, si olvidamos impregnarnos de los detalles que dan brillo a la mirada, eclosionan la emoción y estrangulan la razón cuando nos faltan “En el origen de la creatividad está el sufrimiento, el propio y el ajeno”.
Regresa el Cazador de su jornada, magullado y exhausto, y arroja el cadáver del tigre a los pies de la Recolectora, que está sentada en la boca de la caverna separando las bayas  comestibles de las venenosas. La mujer contempla cómo el hombre muestra su trofeo con ufanía pero sin perder esa vaga actitud de respeto con que siempre la trata; frente al poder de muerte del Cazador, la Recolectora posee un poder de vida que a él le sobrecoge. El rostro del Cazador está atirantado por la fatiga y orlado por una espuma de sangre seca; mirándole, la Recolectora recuerda al hijo que parió en la pasada luna, también todo él sangre y esfuerzo.  Se enternece la mujer, acaricia los ásperos cabellos del hombre y decide hacerle un pequeño regalo; durante el resto del día, piensa ella, y hasta que el sol se oculte por los montes le dejaré creer que es el amo del mundo. “Un pequeño error de cálculo” (Rosa Montero).


Cuántas veces las mujeres mienten a los hombres; en cuantas ocasiones fingen saber menos de lo que saben; quienes dominan el arte del chantaje permanecen emparejados y creen alcanzar el para siempre  e imaginarse amados.  “Para vivir tenemos que narrarnos; somos un producto de nuestra imaginación y no te dejes influir por una crisis de gritos y lágrimas. Piensa en el  dicho del cocodrilo que llora porque no se ha comido a su presa”. ¿Manipulación?


Yo aprendí y siempre preferiré demostrar el afecto molestando y necesitando menos, te quiero pero no te necesito, y aunque lo crean ofensa es halago y amor; porque el respeto, la admiración, la compañía, el afecto y menos el tiempo no se piden.  Y sin entender, recurrentemente observo que al sexo opuesto le enamore ser necesitado y me sigue sorprendiendo que permita ser usado para cubrir el  gusto, el consumismo y la comodidad. 
Conozco los olvidos pero no la atrocidad  y menos la desolación del amor, yo no he llorado amores he llorado pretextos que matan mejor, porque al amor inconcluso como a los muertos siempre se les quiere bien. “El dolor es sordo pero sigue vivo”.


Lo importante es el recorrido y los caminos que acercan distancias, con los momentos  y recuerdos que también se hacen baches; con las culpas, los olvidos y la percepción que  te hace santa y también puta, pero está la muerte que venera y reivindica, volviéndote mártir; y parece justo, por qué  en qué  vida no encuentras siempre una poca de mierda. ‘Somos infinitamente generosos con los muertos amados; porque siempre es mucho más difícil ser generoso con los vivos”. 




Balaustre:
La editorial  padece dislexia desperaBa (d) en la página 17

domingo, 6 de marzo de 2016

Dislate








Dislate






Nunca como ayer 

tuve tantas ganas de mentir. 

Pero no para hacerlo toda la vida.



La vida siempre confronta 

Tus aseveraciones recurrentes.






Cuando decimos "perder todo" 

es gusto por las sobras, 
Porque a veces 

Cuando más ganamos

Es perdiendo nada;

Donde creimos que había todo.










Balaustre:
¿Dejamos de amar a alguien cuando ya no le mentimos?
(Silvina Ocampo)

Mis entrelíneas de Nunca olvides que te quiero





Mis entrelíneas de Nunca olvides que te quiero

Yolanda Valenzuela
@yovaro





“Dentro de mi cabeza hay un pájaro carpintero que se ha acurrucado”. Inventar historias y escribirlas cualquiera lo hace, reinventarnos a nosotros mismos es tema de cada día. ¿Y qué? las buenas ideas a veces no existen o se esconden.


Sin tener paciencia, casi obligadamente por un sin por qué pude llegar a la página 98 y encontrarme con la reivindicación de que, los que quieren nunca olvidan porque a superar los enfados que nublan los afectos, ¡se aprende! 
__ Solo que sea por eso.


Germán Dehesa siempre decía, el lector tiene el derecho de cerrar el libro,  y yo que no lo olvido, don Germán es un magnífico libro que siempre acompañará, sus textos y reflexiones siempre estarán vigentes, resulta imposible no citarlo, precisamente hoy.


Reconozco y asumo mi derecho de cerrar cuanto libro se caiga de mis manos, más no estoy convencida de mi derecho a  emitir y compartir  lo insoportablemente cursi que me obligó a abandonar el libro  Nunca olvides que te quiero  de Delphine Bertholon y como bien menciona en su texto es una historia “de aquí te espero”. 


Quizá ustedes puedan sumergirse y encontrar el interés, el tema puede seducirlos desde la sinopsis o capturar  su corazón y oprimir la razón desde la primera línea porque el gusto siempre se encuentra de manera insospechada.


Siempre insistiré, no hay historias malas, tampoco malos temas, y menos malos libros simplemente hay un momento para todo, y, en ocasiones mi tiempo y la actitud no coincide con el autor,  un libro se cierra por el momento, un buen texto siempre sabe esperar la mejor oportunidad.  




Balaustre:
Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, en vano

(Lectura sugerida dentro de la historia) 

miércoles, 2 de marzo de 2016

La misma mamá








La misma  mamá


Espero que el futuro de la humanidad esté en reproducirnos como los Gremlins para qué una mamá nunca más sienta que le pertenece el cumpleaños de un hijo porque lo parió.



Balaustre:
Diferente año, misma historia