Ensenada
La magia envuelve pero no se comparte. Siempre lo repito, a veces, a las personas hay que ayudarlas a irse, para evitar convertirlas en una persona mal amada, que se descubre en los vellos feos asomando en la nariz y unos pies sin pedicura.
El descuido y la desatención son la lealtad de la infelicidad, tantas personas caminando sin amor, pensando que no se nota, cuando irse es lo mas fácil del mundo.
El sueño se pierde y los pensamientos se encuentran. Retazos del tiempo que sobra con ilusiones que faltan.
Cuando el afecto crece, las letras tienen que volverse precisas, como libreta del tiempo, y la vida con amor de letras para anotar que, hacer el amor no es tener sexo, es sentirte amada desde que las manos se encuentran y no anotaría abrazos cualquiera, solo el último, el que todavía pueda revivirlo con acordarme, porque un abrazo cualquiera lo da, el verdadero afecto es sentirlo sin abrazar, esa ternura que aflora cuando bajamos las barreras.
Olvidaría cuanto duró el primer beso, pero anotaría el último, el beso que sigue provocando suspiros.
Nostalgias de una tarde cualquiera en Puerto Nuevo, vino, langosta y playa. Y cada vez que llego, mejoro cada recuerdo.
Hasta el aroma de las empacadoras disfruto de Ensenada, mis mejores recuerdos de niña están en ese puerto.
Balaustre:
Y... que cada quien cargue sus misterios
Y... que cada quien cargue sus misterios