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YOLANDA VALENZUELA
@yovaro
jue 5 ene 2012
jue 5 ene 2012
El diezmo, en su sentido estricto es un concepto abolido, es un precepto de la antigua ley judía, todo judío tenía la obligación de entregar una décima parte de todo lo que le pertenecía en ofrenda a Dios: ganado, cultivos o dinero.
Diezmar es un concepto del Antiguo Testamento. El diezmo era entregar la décima parte de lo que posees, esta práctica era del antiguo pueblo de Dios, fue puesto como mandamiento de la ley de Moisés, era un requisito de la ley en la cual todos los Israelitas ofrendaban al tabernáculo (Sagrario donde se guarda el Santísimo Sacramento, templo) el diezmo de alguna manera sigue en pie en diferentes congregaciones cristianas.
En el catolicismo no hay cobranzas de ningún tipo, a nadie se le obliga pagar el diezmo o pagar tal cantidad de limosna, sino más bien, ayudar a la Iglesia en el sustento con el dinero que salga de tu corazón, esto sucede en la Iglesia Católica mientras que la gran mayoría de los pastores protestantes cobran el diez por ciento del salario de sus adeptos.
La palabra diezmo significa literalmente: "la décima parte". Hoy se utiliza como una ley en muchas iglesias, para obligar a los cristianos a diezmar sus ingresos a la iglesia respectiva.
A muchos se les dice que están "robando a Dios" si no dan por lo menos este monto a la institución a la que asisten cada domingo.
Algunos toman al diezmo del Antiguo Testamento como un método de imposición de tributos para suplir las necesidades de los sacerdotes y los Levitas del sistema Mosaico.
El Nuevo Testamento en ninguna parte ordena o recomienda que los cristianos se sometan a un sistema legalista de diezmar, solamente recomienda poner aparte algo “según se haya prosperado”.
La iglesia cristiana básicamente ha tomado la figura del diezmo del Antiguo
Testamento, y la ha aplicado como un “mínimo recomendado” para los cristianos en su ofrendar y San Pablo declara en el libro de los Corintios que los creyentes deberían apartar una porción de sus ingresos a fin de dar soporte a la iglesia.
Sin embargo, los cristianos no deberían sentirse obligados a diezmar siempre. Deben dar de acuerdo a su capacidad, algunas veces eso significa dar más que un diezmo, otras veces puede significar dar menos o no dar, todo depende de los recursos del cristiano. Ofrendar sin tristeza, sin obligación; porque Dios ama al dador alegre, dice en la biblia.
Más que ayudar a una Institución y al margen del diezmo obligatorio que se predica con tanta frecuencia en las iglesias, aun sosteniendo la inexistencia de Dios, deidades o espíritus divinos; favorecer a un ser humano necesitado o en desgracia, siempre te hará crecer, el dar en sí mismo es algo maravilloso especialmente cuando sucede de corazón.
P.D. Los que no quieren ser vencidos por la verdad, son vencidos por el error. San Agustín
