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EDITORIALES


Anudar el hallazgo


La historia del día en la palabra de hoy:


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Y una sola palabra con intensidad, anudar y vivir el hoy.


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(Iniciamos 366 historias)
08 de enero 2015

martes, 24 de enero de 2012

El miedo y la esperanza

SDPnoticias.com
  
YOLANDA VALENZUELA
@yovaro
mar 24 ene 2012


Los acontecimientos diarios son una novela  sobre por qué alguien está muy equivocado, o por qué nosotros tenemos tanta razón, a veces hay necesidad de olvidar lo que no hemos podido cambiar y leyendo el libro: Cuando todo se derrumba de Pema Chödron; descubro que también se vale aceptar todo como está aunque sea por momentos. Soltar las cosas, se le llama desapego.

En el siglo VIII un hombre notable introdujo el budismo en Tíbet. Se llamaba Padmasambhava, el nacido del loto, y también se le conoce por el nombre de Gurú Rinpoche.

La leyenda dice que simplemente apareció una mañana,  sentado en un loto en medio de un lago. Se dice que este niño tan especial nació completamente despierto, sabiendo desde el primer momento que los fenómenos internos y externos no tienen realidad alguna. Lo que no sabía era cómo funcionaban las cosas cotidianas del mundo.

Era un niño muy perspicaz, y el primer día ya se dio cuenta de que su irradiación y belleza atraían a todo el mundo. También notó que cuando estaba alegre y juguetón, la gente se sentía feliz y le cubría de alabanzas.

El rey del país se quedó tan impresionado por el niño, que se lo llevó a vivir a palacio y lo trató como a un hijo. Un día el niño subió a jugar en el tejado plano del palacio llevándose consigo los instrumentos rituales del rey: una campana y un cetro metálico que se llama vara.

En un deleite total se puso a bailar sobre el tejado, haciendo sonar la campana y dando vueltas al cetro. A continuación, con gran curiosidad, los lanzó al espacio. Cayeron a la calle que pasaba por debajo del palacio y aterrizaron en las cabezas de dos paseantes matándolos instantáneamente.

La gente del país se enfadó tanto que exigió al rey que exiliara a Gurú Rinpoche. Aquel mismo día le abandonaron en la espesura sin agua ni alimento.

Este niño inquieto había aprendido una lección sobre el funcionamiento del mundo. La historia dice que este breve pero vivido encuentro con la alabanza y la culpa era todo cuanto necesitaba para descifrar cómo opera habitualmente el samsara. Desde entonces abandonó el miedo y la esperanza y trabajó alegremente para despertar a otros.

El teísmo es una profunda convicción de que hay una mano a la que agarrarse: si hacemos las cosas adecuadas, alguien nos apreciará y cuidará de nosotros. Implica pensar que siempre habrá una niñera disponible cuando la necesitemos, y así tendemos a abdicar de nuestras responsabilidades y a delegar nuestra autoridad en algo externo a nosotros.

El ateísmo es relajarse en la ambigüedad e incertidumbre del momento presente sin tratar de echar mano de algo que nos proteja.

El dharma no es una creencia ni es un dogma; es la apreciación total de la impermanencia y el cambio. Las enseñanzas se desintegran cuando tratamos de agarrarlas, tenemos que experimentarlas sin esperanza.

Relacionarnos honestamente con la inmediatez de nuestra propia experiencia y respetarnos lo suficiente como para no juzgarnos es un largo camino que dura toda la vida.

En un estado mental no teísta, abandonar la esperanza es afirmarse, y ése es el principio del principio, así pues, cuando meditamos, más nos vale dejar de luchar con los pensamientos y darnos cuenta de que la honestidad y el sentido del humor nos ayudan más que cualquier tipo de solemne lucha religiosa a favor o en contra de algo.
En cualquier caso, la cuestión no consiste en librarnos de nuestros pensamientos sino en contemplar su verdadera naturaleza.

Definir la muerte y la desesperanza en la vida cotidiana: como la experiencia de todas las cosas que no deseamos y aceptarlas  nos proporciona la motivación adecuada para vivir una vida llena de entendimiento y compasión.

Relajarnos en el momento presente, relajarnos en la ausencia de esperanza, relajarnos en la muerte, no resistirnos al hecho de que las cosas se acaban, de que las cosas pasan, de que no tienen sustancia duradera, de que todo está cambiando constantemente: éste es el mensaje básico, renunciar a la esperanza te anima a quedarte contigo mismo y ser tu propio amigo.

Como dijo el maestro Zen Shunryu Suzuki Roshi, la vida es como montarse en una barca que va a salir a navegar al mar y se va a hundir.


P. D Este mismo momento es el profesor perfecto. Pema Chödron