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MOMENTOS DE MAGIA Y FANTASIA; BIOGRAFIA E HISTORIA

EDITORIALES


Anudar el hallazgo


La historia del día en la palabra de hoy:


La palabra de ayer, la perdida, la del miedo, la excusa
La del mañana, con incógnita, magia e incertidumbre
Y una sola palabra con intensidad, anudar y vivir el hoy.


Siempre ahora.








(Iniciamos 366 historias)
08 de enero 2015

jueves, 16 de septiembre de 2010

Miguel Hidalgo y Costilla I

Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte Villaseñor (Hacienda de Corralejo cerca de Pénjamo, hoy Guanajuato, 8 de mayo de 1753 Chihuahua, Chihuahua, 30 de julio de 1811) sacerdote y militar, junio de 1765 Miguel Hidalgo junto a su hermano José Joaquín partió a estudiar al Colegio de San Nicolás Obispo, en Valladolid, capital de la provincia de Michoacán, fundado en 1547 por Antonio de Mendoza y Pacheco, primer virrey de Nueva España, quien entregó la universidad y el edificio donde se alojaba a los miembros de la Compañía de Jesús, que instituyeron cátedras de latín, derecho, estudios sacerdotales, 1767 los jesuitas fueron expulsados de los territorios del Imperio español por órdenes del Rey de España Carlos III, y su ministro, el Conde de Floridablanca.



Hidalgo estudió letras latinas, leyó a autores clásicos como Cicerón y Ovidio, San Jerónimo y Virgilio. A los diecisiete años de edad ya era maestro en filosofía y teología, entre sus amigos y condiscípulos se ganó el apodo de "El Zorro", por la astucia que mostraba en juegos intelectuales. Aprendió el idioma francés y leyó a Molière, autor a quien representaría en jornadas teatrales organizadas como párroco de Dolores; el contacto con los trabajadores indígenas de su hacienda en la infancia, Hidalgo aprendió lenguas indígenas habladas en Nueva España, principalmente otomí, náhuatl y purépecha, la zona de Pénjamo era una de las regiones con mayor diversidad de grupos indígenas: nativos y españoles, conocimientos que permitieron a Miguel Hidalgo impartir clases de latín y filosofía a la vez que seguía sus estudios, trabajó en su alma máter desde 1782 a 1792, como tesorero, maestro y desde 1788 como rector.


La invasión francesa a España, en 1808, produjo en el virreinato la crisis política de 1808 en México, en diciembre de ese mismo año se descubrió la Conjura de Valladolid, conspiración cuyo único fin era crear una junta que gobernara al virreinato en ausencia de Fernando VII, preso en Bayona. Los culpables fueron arrestados y sentenciados a muerte, pero el arzobispo virrey les perdonó la vida condenándoles a cadena perpetua, razón por la que Lizana fue destituido en abril de 1810 por la junta de Sevilla. Como nuevo virrey fue designado un militar participante de la Batalla de Bailén, el teniente coronel Francisco Xavier Venegas de Saavedra.


En la primavera de 1810 Andalucía cayó en manos de los franceses, España ya estaba en poder del ejército napoleónico. La Archidiócesis de Zaragoza, encargada de los asuntos religiosos en toda la metrópoli, ordenó a los párrocos de todo el imperio predicar en contra de Napoleón. Hidalgo siguió esta orden. Mientras tanto, en Querétaro se gestaba una conspiración organizada por el corregidor Miguel Domínguez y su esposa Josefa Ortiz de Domínguez, los militares Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Abasolo. Allende se encargó de convencer a Hidalgo de unirse a su movimiento, el cura de Dolores tenía amistad con personajes muy influyentes de todo el Bajío y de la Nueva España, Juan Antonio Riaño, intendente de Guanajuato, Manuel Abad y Queipo, obispo de Michoacán, se consideraba que Hidalgo podría ser un buen dirigente del movimiento, Hidalgo aceptó, fecha de inicio para el movimiento el 1 de diciembre, día de la Virgen de San Juan de los Lagos, donde muchos españoles se reunían a comerciar en una feria cercana a Querétaro. Allende propuso más tarde hacerlo el 2 de octubre, por cuestiones militares y estratégicas.


En la primera semana de septiembre arribó a Veracruz el virrey Francisco Xavier Venegas, recibió información de conspiración contra el gobierno real español en México. El intendente de Guanajuato, Riaño, ordenó al comandante de la plaza investigar sobre aquellos rumores, el 11 de septiembre se realizó una redada en Querétaro cuyo fin era capturar a los responsables. Se logró arrestar a Epigmenio González y se giró orden de aprehensión en contra de Allende, que escapó a una población del Bajío.


Doña Josefa fue informada de la captura de los Ibarra y se dispuso a prevenir a Hidalgo sobre el peligro que corrían, antes de salir a Dolores fue encerrada en un cuarto por su marido, la corregidora pudo contactar con Allende a través de Balleza e informar oportunamente a Hidalgo.


En las primeras horas del 16 de septiembre, Allende llegó a la casa cural de Dolores donde Hidalgo pernoctaba, ambos militares decidieron lanzarse a la lucha armada antes de que los españoles destruyeran sus planes. Alrededor de las cinco de la mañana Hidalgo, con la campana de la parroquia, convocó a la misa patronal del pueblo y dio el Grito de Dolores, emprendiendo formalmente la Guerra de Independencia de México.


En pocos días entró sin ninguna resistencia en Celaya, Salamanca y Acámbaro, fue proclamado como capitán general de los ejércitos sublevados. En Atotonilco, entró al santuario local, tomando el estandarte de la virgen de Guadalupe, símbolo de su movimiento.


Guanajuato 28 de septiembre, el intendente de Guanajuato, viejo amigo Juan Antonio Riaño desistió de entregar la plaza sin derramar sangre, reunió al regimiento local para acuartelarse en la bodega más grande de toda la provincia: la Alhóndiga de Granaditas, se congregaron miembros de las familias más acaudaladas de la ciudad.


Hidalgo ordenó a Allende, brazo armado del movimiento, lanzar a sus tropas contra el edificio, durante cinco horas de combate, el intendente salió a luchar cuerpo a cuerpo, murió de un balazo que le propinó un indio. Uno de los abogados quien legalmente debía quedarse a cargo de la intendencia en ausencia del titular, intentó pactar con los insurgentes, alzó una bandera blanca en señal de paz, la tropa rebelde cesó el ataque, el coronel García de la Corona, comandante militar de la plaza, mató al regidor, reiniciando las acciones bélica, con ayuda de un minero llamado Juan José de los Reyes Martínez, apodado "El Pípila" quemó la puerta de la bodega, los militares al mando de Allende y Aldama pudieron penetrar en la alhóndiga, una vez dentro mataron a todos los españoles, ciudadanos como militares, se consumó el saqueo de la ciudad para fondos en batallas posteriores.


Valladolid, capital de Michoacán, una de las ciudades más influyentes del virreinato, fue el siguiente objetivo de Hidalgo y su tropa, el 17 de octubre Hidalgo entró a la ciudad con su tropa y tomó parte del patrimonio del episcopado local, se unió a Ignacio López Rayón en Tlalpujahua y José María Morelos integrándose en Charo, sacerdote, ex alumno y sucesor de Hidalgo al frente de la lucha.


Toluca cayó en poder de los insurgentes el 25 de octubre, en la capital se rumoraba que un avance de los insurgentes era inevitable. En la mañana del 30 de octubre, Torcuato Trujillo enfrentó a los insurgentes en la Batalla del Monte de las Cruces, acción en la que los realistas, inferiores en número de soldados, fueron derrotados por más de 80.000 insurgentes, quienes sin embargo perdieron gran número de efectivos, seguía México, Hidalgo, para evitar una masacre como la acontecida en Guanajuato, envió a sus emisarios a negociar, el virrey rechazó.