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MOMENTOS DE MAGIA Y FANTASIA; BIOGRAFIA E HISTORIA

EDITORIALES


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(Iniciamos 366 historias)
08 de enero 2015

jueves, 16 de septiembre de 2010

Miguel Hidalgo y Costilla II

En noviembre se retiró al Bajío para continuar la lucha, vencido por el brigadier y capitán general de San Luis Potosí, Félix María Calleja, en la Batalla de Aculco.


Hidalgo y Allende decidieron separarse para continuar con la lucha. El cura de Dolores marchó a Valladolid, donde se cometieron masacres de españoles y saqueos contra las propiedades de los peninsulares, situación que se repitió en Guadalajara, donde Hidalgo llegó el 22 de noviembre. La capital de la intendencia de Jalisco cayó en manos del jefe insurgente José Antonio Torres, el mismo día de la derrota en Aculco, Allende, se fortificó en la alhóndiga de Granaditas, donde aún estaban algunos prisioneros españoles. Cuando se supo de la proximidad de Calleja y el intendente de Puebla, Manuel Flon, Allende ordenó la ejecución de los reos. El 26 de noviembre, Calleja y Flon atacaron Guanajuato, recuperando así la ciudad minera. Allende, Aldama y Jiménez se unieron a Hidalgo en Guadalajara el 8 de diciembre.

En 1811, Calleja y Flon tomaron Guadalajara para acabar con los insurgentes por órdenes de Venegas, enero los realistas capturaron algunas poblaciones importantes de la intendencia de Jalisco: Zapopan y San Blas, ciudad portuaria donde fue vencido el cura José María Mercado, quien pereció al intentar escapar. Calleja hizo acampar a sus tropas en un paraje cercano a Guadalajara, conocido como Puente de Calderón. El 17 de enero, Hidalgo, acompañado de Allende, Rayón, Aldama y Jiménez, avanzó hacia Puente de Calderón para enfrentar a Calleja, en un hecho conocido como Batalla de Puente de Calderón, en la que en un principio la situación fue favorable a los insurgentes, pero luego de la explosión de un carro de pólvora, propiedad de la tropa de José Antonio Torres, los realistas comenzaron a ganar ventaja al punto de hacer huir a los insurgentes, en la retirada perdieron dinero y efectivos.

Bandera del Doliente de Hidalgo, capturada en las norias de Baján, Hidalgo y Allende, los dos principales jefes de la insurrección armada, acrecentaron sus diferencias a raíz de la derrota en el Puente de Calderón, Allende confesó planear envenenar al "bribón del cura", como llamaba a Hidalgo, acordado con Aldama, Abasolo y Rayón, despojaron a Hidalgo del mando militar en la Hacienda de Pabellón, Aguascalientes el 25 de febrero, cuando los insurgentes se disponían a huir a Estados Unidos de América, para comprar armamento y seguir la lucha. Allende recibió comunicación de Ignacio Elizondo, antiguo realista ahora militante en las fuerzas revolucionarias, pero no era más que un espía del gobierno virreinal. Elizondo invitó a los caudillos de la insurrección a detenerse en su zona de influencia, conocida como las Norias de Acatita de Baján, situado en la frontera de Coahuila y Texas, entonces parte del virreinato novohispano. El 21 de marzo, Hidalgo llegó a las norias, para descansar un poco y seguir el camino a la Alta California. Primero llegó el contingente de Abasolo y sus soldados, quienes fueron capturados por los efectivos españoles, sin percatarse de la captura de Abasolo, Allende, su hijo Indalecio, Aldama y Jiménez bajaron de un coche escoltado por algunos capitanes, ofreciéndoles de comer, fueron aprehendidos, Allende opuso resistencia y Elizondo mató a su hijo, la captura de Hidalgo a caballo más sencilla escoltado por pocos hombres

Elizondo fue nombrado coronel, los reos trasladados a Chihuahua, capital de la intendencia más cercana, donde se les seguiría juicio.

Allende, Aldama y Jiménez fueron encontrados culpables por delito de alta traición, se les condenó a muerte en mayo del mismo año. Abasolo aportó datos adicionales sobre la insurgencia, facilitando las redadas donde se obtuvo material para contrarrestar el movimiento, su colaboración, sumada a los esfuerzos de su mujer, lograron conmutar su condena a la de prisión perpetua en Cádiz, España, donde murió en 1816. Mientras, en Chihuahua, Allende, Aldama y Jiménez fueron pasados por las armas por la espalda en la plazula de la ciudad el 26 de junio, más tarde sus cuerpos fueron decapitados y sus cabezas enjauladas.

Hidalgo fue enterado de esta noticia la misma noche de la ejecución, el obispo de Durango ordenó el realizar el protocolo de degradación al ex párroco de Dolores de su condición sacerdotal, Hidalgo quedó libre del fuero eclesiástico ante las autoridades civiles para poder llevar a cabo su ejecución.

En Chihuahua, Ángel Abella, comisionado como Juez por el comandante general de las provincias internas interrogó al Cura Hidalgo, no se le dijo la causa de su prisión, se supone por levantarse para independizar de España la entonces llamada Nueva España, Hidalgo confesó aprehender europeos a las cinco de la mañana del 16 de septiembre de 1810, unos cintarazos que se le dieron a don José Antonio Larrincia (Larrinúa); levantar al ejército; fabricar moneda en Zacatecas; construir cañones, arma y municiones, depuesto autoridades, europeas o criollas que no seguían su partido.

Se le imputaron delitos de alta traición, crímenes y asesinatos, sedición, conspiración, obligándole a firmar una retractación por "sus errores cometidos contra la persona del Rey y contra Dios". Se le colocó entre los amantes de las ideas de la ilustración y se le condenó a la degradación, las autoridades civiles podrían tratarlo según las leyes vigentes para los no clérigos.

Miguel Hidalgo y Costilla se confesó y comulgó, quedó libre toda excomunión fue fusilado al amanecer, sentado en un banco, pidió que le dispararan a su mano derecha, que puso sobre el corazón, ojos vendados y un crucifijo en el patio del antiguo Colegio de los Jesuitas en Chihuahua, entonces habilitado como cuartel y cárcel y que en la actualidad es el Palacio de Gobierno de Chihuahua.

Miguel Hidalgo murió el 30 de julio de 1811 fusilado por las fuerzas realistas, recibió dos descargas del pelotón, no murió; el teniente ordenó a dos de los soldados disparar a quemarropa sobre el corazón y el tiro de gracia, el comandante tarahumara Salcedo le cortó la cabeza de un solo tajo con un machete para recibir una bonificación de veinte pesos, su cuerpo enterrado en la capilla de San Antonio del templo de San Francisco de Asís en la misma ciudad de Chihuahua; su cabeza fue enviada a Guanajuato, colocada en la Alhóndiga de Granaditas, junto a las de Allende, Aldama y Jiménez.


En 1821 su cuerpo fue exhumado de Chihuahua, inhumado con su cabeza en el Altar de los Reyes, de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Finalmente, desde 1925 reposa en el Ángel de la Independencia, en la capital. En 1868 fue erigido en su honor el Estado de Hidalgo.